martes, 8 de febrero de 2011

James O'Barr en El Mono Araña (Javo Rodríguez)

Carlos Moreno y James O'Barr

Abierta hace poco más de un año y con una estupenda presencia en dos plantas, El Mono Araña (www.xn--elmono-araa-beb.com/tienda/catalog/) es una librería madrileña (C/ Peñuelas, 14.) donde junto a cómics se puede encontrar, ilustración, juegos, originales y que, de vez en cuando organiza algún evento.
En colaboración con el Festival Gótico y de Terror de Málaga, el Mono Araña nos ha permitido tener la suerte de poder conocer a James O'Barr, autor de The Crow entre otras cosas.
Acudí con dos ideas preconcebidas que pronto se vieron desmentidas. La primera es que pensé que tenía que llegar con tiempo pues lo aficionados se amontonarían frente a la puerta del local haciendo cola, nada más lejos de la realidad, éramos pocos, muy pocos. Debo vivir en otro mundo. La segunda era que, sabiendo la trágica historia personal del autor, de alguna forma reflejada en las negras y tenebrosas historietas de The Crow, me iba a encontrar con un O'Barr oscuro y circunspecto, de nuevo nada más lejos de la realidad, James O'Barr es un tipo cercano, abierto y simpático que rápidamente establece un contacto sincero con sus admiradores.
Confiesa que el café y el tabaco son sus únicos vicios, aunque su permiso para fumar le es denegado por la puta ley antifumadores.
Apasionado de su trabajo -"haría cómics aunque no me pagasen"- quiere mostrarnos en que está ahora, Sundown, un western gótico cuyo adelanto podéis ver en www.motionworkscomics.com/ y que tiene muy buena pinta.
O'Barr es completamente autodidacta: "Aprendía a leer con los cómics. Me gustaban Eerie, Creepy y, más tarde, los comic-books de monstruos publicados por la Marvel. No he recibido una lección de dibujo en mi vida. Intenté entrar en la Escuela de Artes de Detroit, pero me rechazaron".
Aunque el tema de The Crow ya le queda lejano y parece un tanto cansado de hablar sobre él acepta que es inevitable. Confiesa que la primera adaptación cinematográfica y la interpretación de Brandon Lee le cambiaron la visión del personaje. "El film se realizó con tan sólo 10 millones de dólares y cuando conocí a Brandom pensé que era el tío más guapo que había visto nunca. No soy gay, pero así me pareció hasta que le vi maquillado". O'Barr quedó contento con la adaptación, cosa que no sucede con las secuelas y serie de tv. "Pero tengo los derechos y me pagan, así que bien".
También se explayó sobre su visión de Batman, un tratamiento de 30 páginas, ambientado en los años 40 y bastante tenebroso, con un Bruce Wayne con un mapa de cicatrices sobre su cara y un vestuario mucho más cutre de los habitual. "A DC le pareció que era un Batman que daba miedo y el proyecto se paró, aunque algunas de mis ideas has sido plasmadas en cómics posteriores".
Mientras me firmaba un ejemplar de The Crow y un magnifico póster, tenía a su lado una edición de Jordi Bernet, "uno de los autores que más admiro".